Hay libros que parecen perseguirlo a uno, mientras que uno puede pasarse toda una vida persiguiendo un libro. Hubo una época en que el Tristram Shandy me perseguía, no físicamente, sino a través de artículos, ensayos, declaraciones y entrevistas de sus más fervientes admiradores y deudores como Alfredo Bryce Echenique, Javier Marías, Enrique Vila-Matas, entre otros escritores y críticos que no dudaban en remarcar su influencia en novelas como Ulises, de Joyce y en escritores latinoamericanos como Julio Cortázar (Rayuela), José Lezama Lima (Paradiso) y Guillermo Cabrera Infante (Tres tristes tigres), pero que a la postre no resultaban determinantes a la hora de capturar mi interés por las largas que le daba a la hora de hacerme de un ejemplar del libro. Su elección en Bibliolandia fue la excusa perfecta para de una vez decidirme a buscarlo, así que de perseguido pasé a perseguidor; en todo caso un perseguidor que parecía tener todas las de perder.

No recuerdo exactamente la primera vez que tuve conocimiento de Vida y opiniones del Caballero Tristram Shandy (publicada por entregas entre 1760 y 1767), de Laurence Sterne. Debió haber sido leyendo alguna entrevista a Bryce o uno de sus artículos, o quizá algún ensayo sobre su obra. Por si fuera poco, el escritor peruano en sus Antimemorias, Permiso para vivir (1993) a la hora de enumerar sus 10 libros preferidos señaló la novela Sterne en tercer lugar, por debajo de El Quijote y Gargantúa y Pantagruel. Años después, como lector de Javier Marías y Vila-Matas me enteraría de la alabada y premiada traducción de la novela del irlandés del primero (Premio de Traducción Fray Luis de León en 1979) y de la devoción del segundo (el catalán es nada menos que miembro de la Sociedad de amigos de Laurence Sterne). Por si fuera poco, el prólogo de la edición turca estuvo a cargo de Orhan Pamuk, cuyo texto titulado: Tristram Shandy: Todos deberíamos tener un tío así, encontré en su libro recopilatorio Otros colores (Mondadori, 2008).

Cuando me eché a buscar la novela de Sterne mis conversaciones con ciertos libreros estuvieron signadas por la mutua incomprensión. Más de uno se negaba a entender que estaba bien deletreado el nombre del título de la novela. Por mi parte, no concebía que existiera gente tan desfachatada haciendo gala de su ignorancia (nadie ha nacido sabiendo, pero cuánta razón tienen quienes dicen que la ignorancia es atrevida). Hubo quien osó corregirme al decirme “Habrás querido decir Tristán”. Que me decidiera a escribir el título de la obra en un papel tampoco me salvó de los desaguisados. Una dama incluso desenvainó su lapicero y tachó la segunda “r” y añadió una tilde a la “a” antes de buscarlo en su computadora. Luego de que con media sonrisa me dijera que no lo tenían y que yo le hiciera ver su entintada afrenta (comprendan, me sentía injuriado), arguyó que pensaba que me refería a Tristán e Isolda, que dicho sea de paso tampoco estaba disponible, pero la película es bien bonita… Me quedé con la duda a qué película se refería, si a Tristán y Shandy o a Tristram Isolda o ¿es al revés? (hay una adaptación cinematográfica de la novela de Sterne), mas eran evidentes la capacidad digresiva de la dama en cuestión y mi tolerancia proverbial para irme por donde vine mudo y meditabundo.

Busqué las ediciones disponibles del Tristram Shandy en castellano tanto la de Alfaguara (la recomendada traducción de Marías) como la de Cátedra (qué más daba ya) por aire, mar y tierra... OK Exagero. Soy acrofóbico. Eso sí, descarté comprarlo vía Internet porque me salía el triple de su valor en cualquiera de sus formatos. Sólo me faltaba dejar un anuncio en el periódico. No le creí al librero que me dijo que varias personas estaban detrás de ese libro y que ya lo habían pedido. Con el último día del mes de agosto se fueron también mis esperanzas de encontrarlo, luego de recorrer casi todas las librerías limeñas y los stands de la pasada FIL.

Pero el día llegó. Un lunes 12 de octubre una de mis caseritas me llamó al celular para decirme que tenían mi pedido. Mentalmente me estaba preparando para leer Tristán e Isolda, o lo que fuere, pero nada perdía preguntándole a qué libro se refería. Hombre de poca fe que soy, recién vi la luz al fondo del túnel cuando la caserita con todas sus letras me dijo Vida y opiniones del Caballero Tristram Shandy, en Cátedra. Creo que mi anonadado silencio lo tomó como si ya no lo quisiera, ya que había pasado más de un mes y medio desde que, sin la más mínima ilusión, le apuntara el título en su agenda; así que añadió que no importaba si ya no lo quería, palabras que resultaron mágicas ya que improvisé sobre la marcha diciéndole que por favor me lo separara un par de días hasta que hiciera las consultas respectivas; mejor dicho hasta que deshojara margaritas: lo compro o no lo compro.

Como prácticamente ya estábamos a mitad de mes, y por más que leyera el Tristram Shandy en un suspiro era poco factible que me integrara al debate, tenía mis dudas de si comprarlo o no. Que fuera la edición de Cátedra (traducción de José Antonio López de Letona) y no la de Alfaguara también representaba un dilema. Recuerdo que vía e-mail les pedí su opinión a Isi, Lammermoor y Homo libris (pueden acceder a las reseñas de los dos primeros) y una vez más recordé que es uno de los libros favoritos de Bryce, y yo, como admirador de sus novelas llenas de digresiones, no debía dejar de pasar esa oportunidad.

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Del Tristram Shandy sólo puedo decir que me gustó a pesar de que tiene partes bastante densas (y eso que edición de Cátedra no incluye los cuatro sermones de Mr. Yorick, publicados con anterioridad por Sterne). Resumir su argumento, que no lo tiene, es imposible. Sumergirse en su lectura representó un desafío. Si bien me obligué a leerlo, no lo terminé obligado, porque finalmente, repito, me gustó.

A continuación les dejo una serie de testimonios de Bryce, Vila-Matas y Pamuk sobre la novela y su autor. También incluyo una pequeña muestra de las traducciones de Marías y López de Letona de un mismo párrafo para las comparaciones respectivas.

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-En la espléndida conferencia inicial con la que usted inauguró el curso de La Rábida elogió las virtudes del humor y dijo que la digresión era otro gran invento de la literatura. ¿Podría hablarnos de las virtudes de la digresión y de la forma cómo actúa en su obra?

-La digresión es el alma misma de la novela de sentimientos, porque se trata de un proceso en el que abandonamos una frase que se está escribiendo para ir en busca de otro sentimiento que se nos escapa y que también se deja a medio enunciar para ir en busca de otro y otro más. Veamos el caso de la típica novela digresiva, la primera de todas, la más grande de todas, el Quijote, que abandona el tema que está tratando y se va por las ramas presentándonos fragmentos de teatro, de novela pastoril, de ensayo y de todo tipo de géneros hasta el momento en que vuelve a retomar las aventuras de Don Quijote y Sancho. Pero quizá sea más ilustrativo el caso de La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy en la que el personaje empieza a contar su vida y se dispersa en todo tipo de digresiones para tornar una y otra vez al momento en que fue concebido. Recordemos que se trata de una novela de cerca de 500 páginas que tiene incluso páginas jaspeadas, páginas negras y páginas en blanco para que el lector añada todo lo que quiera, convirtiéndose en una de las más grandes digresiones de la historia de la literatura, de la que puede decirse que toda la novela es una digresión. En mi escritura yo trato de trasladar al papel la ilusión de lo hablado y, ya que la digresión es una de las operaciones que realizamos con más frecuencia cuando estamos dialogando, resulta inevitable que la incluya en mis relatos por efecto práctico.

La entrevista completa a Bryce aquí.

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Entre lo mejor del Tristram Shandy se encuentra algo en lo que algunos críticos franceses reparan últimamente como si se tratara de un descubrimiento. En un momento en que tanto se habla de narraciones ensambladas con el ensayo y esas combinaciones y novelas híbridas se presentan a veces como novedad absoluta, se ve ahora que el libro de Sterne fue seguramente la primera novela-ensayo de la historia. Así que la cosa viene de lejos. Como también de lejos viene mi shandysmo. En Barcelona, pertenezco a la Sociedad de amigos de Laurence Sterne. Nos reunimos una vez al año, el 24 de noviembre, y celebramos el aniversario del nacimiento de ese gran escritor, oriundo de Clonmel (Irlanda). Si los seguidores de James Joyce son unos fanáticos que desayunan cada 16 de junio té, tostadas y riñón de cerdo, los amigos de Sterne no les vamos a la zaga y nos reunimos a cenar cada 24 de noviembre en un restaurante de las afueras de Barcelona, que se llama precisamente Clonmel y que regenta un oriundo de esa población irlandesa, un tipo que curiosamente nunca ha sido admirador de Sterne.

El artículo completo de Vila-Matas aquí.

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De la traducción de Javier Marías:

Y dígame usted, ¿quién era la yegua de Tickletoby?- -Esa, señor, es una pregunta tan vergonzosa e indigna de un caballero instruido como inquirir acerca del año (ad urb. con.) en que estalló la segunda guerra púnica.-¡Qué quién era la yegua de Tickletoby!-¡Lea, lea, lea, lea usted, mi ignorante lector! Lea,-o, por el saber del gran San Paraleipomenon,-ya se lo digo de antemano, mejor hará usted en tirar el libro inmediatamente; porque sin mucha lectura, por lo que, como su reverencia sabe, entiendo mucho saber, no será usted más capaz de comprender la moral de la jaspeada página que viene a continuación (¡el abigarrado emblema de mi obra!) de lo que ha sido el mundo, con toda su sagacidad, de desvelar las muchas opiniones, transacciones y verdades que aún yacen místicamente ocultas bajo el oscuro velo de la que estaba en negro.

La nota aclaratoria de Marías al respecto de este párrafo:

El ignorante lector de Sterne deberá acudir al Pantagruel de Rabelais (Libro IV, cap. XIII), Tickletoby es la traducción inglesa de Tappecoue, que en francés coloquial significa pene.

El mismo párrafo traducido por López de Letona:

Pero, ¡oiga! ¿Quién es la yegua de Tickletoby? Bueno, esa pregunta resulta tan poco académica y tal vez tan vergonzosa, señor mío, como haber preguntado en qué año (ab urb. con.) estalló la segunda guerra púnica. ¡Que quién era la yegua Tickletoby! Querido y poco erudito lector, ¡lea!, ¡lea! Lea y, por el saber del gran santo Paraleipomene, le diré previamente, que más le valdría dejar el libro al instante, pues cuando digo mucha lectura –como sabe vuestra merced- yo quiero decir mucho conocimiento y sin ella será igual de incapaz de alcanzar a comprender la moraleja de la próxima página marmórea (¡moteado símbolo de mi obra!) más de lo que lo ha sido la gente de desentrañar las numerosas opiniones, mudanzas y verdades que yacen místicamente soterradas bajo el negro velo de la oscuridad.

Líneas arriba aparece esta nota explicativa sobre “Tickletoby”:

Se refiere a un episodio de Gargantúa y Pantagruel. Tristram, que apunta una vez más a las alusiones sexuales de Rabelais, parece querer educar al lector, obligándole a leer más. Tickletoby, en argot, significa “pene”.

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Párrafos finales de TRISTRAM SHANDY: TODOS DEBERÍAMOS TENER UN TÍO ASÍ. Prólogo a la introducción de Nuram Yavuz de Tristram Shandy

En resumen: La vida no se parece a lo que cuentan los grandes libros, sino a la estructura de este que tienen en las manos.
Pero cuidado: La vida no se parece a este libro en sí, sino a su estructura. Porque este libro no termina ninguna historia de las que cuenta y, en realidad, no les da sentido.

CONCLUSIÓN

La vida no tiene sentido, solo una estructura.
Si me dicen: eso ya lo sabíamos, ¡para qué escribir un libro de seiscientas páginas!, les responderé:
Todas las grandes novelas se escriben para mostrarnos algo que ya sabíamos pero que no podíamos aceptar porque, precisamente, no se había escrito al respecto ninguna gran novela.

20 comentarios:

Isi dijo...

Menuda odisea para encontrar el dichoso libro! Me ha gustado que pudiera más tu fanatismo hacia los autores que nos indicas que mi recomendación de no comprar el libro. ¡Pero creo que cuando yo te lo recomendé, tú ya lo habías comprado! jejejeje
Me ha hecho mucha gracia cuando dices que ya estabas preparado par leer Tristán e Isolda, o lo que fuera!

Bueno, cierto es que todos deberíamos tener un tío así ;)

lammermoor dijo...

¿Por qué dices que post fallido? Deberíamos llamarlos las aventuras y desventuras de R en busca del Tristram Shandy.
Creo como Isi, que cuando nos pediste nuestra opinión, ya tenías formado tu propósito de comprarlo.
No recuerdo esa mención de Bryce a la novela; aunque es cierto que leí sus antimemorias hace muchos años.

P.D: Estás utilizando una técnica de marketing para que leamos este post. Decirnos que no lo hagamos.

R. dijo...

Isi: Sí que fue toda una Odisea dar con la novelita de marras.
Como que no fuiste muy tajante con tu no recomendación, ¿eh? "Quizás lo dejaría pasar" fueron tus últimas palabras.
Eso sí, hasta no leer vuestras opiniones no lo compré.

Lammermoor: Sí es fallido porque me hubiera gustado comentar su influencia en novelas como Tres tristes tigres (páginas en blanco y de color negro, diferentes tipologías, juego de palabras, etc.) y hablar más de sus personajes.
De tu respuesta me quedó claro que Tristram Shandy no es un libro que te atreverías a recomendar.
No es marketing, aunque lo parezca. Aquí un cómico nacional hubiera exclamado ¡No lo lean! :)

Saludos,
R.

loquemeahorro dijo...

Una vez más, la realidad imita al arte, porque tu búsqueda del libro parece extraída de las páginas del mismo T.Shandy, con mención especial para la señora que tachó con el boli las letras que no le convenían a ella.
Muy bueno lo de Tristán y Shandy (esa gran película/ópera/audio-guía)
En fin, que el libro esa una experiencia que no olvidaré, eso sí, no me pienso leer de Javier Marías ni su lista de la compra.

lammermoor dijo...

A ver, R, confiesa ¿Tú recomendarías el Tristram Shandy a mucha gente?

Maribel dijo...

Tengo que decirte:
BRAVO
desde luego este post está entre los mejores de los que he leído tuyos, digno de añadirse a un edición futura ¿te animas?
Primero por que los antecedentes de autores que te llevan a la obra son para tí inexcusables,y las aventuras para encontrar el ejemplar parecían dispuestas por el mismo Sterne.
Curiosamente una visita a una librería de Madrid donde tenían un club de lectura sobre la obra, me llevó a afirmar que aún quedaba esperanza para la cultura, y más tarde el libro salió elegido en Bibliolandia.
A pesar de haber hecho campaña por el de Marías, yo también conseguí el de Cátedra.
Y mi única contribución a al causa ha sido pedir que no tirasen la chancla!!!
No puedes hablar de post fallido, ni de falta de debate, seguro que Sterne estará encantado con todo lo que ha generado, y los de las plumas de ganso más....
Creo que también nosotros deberiamos celebrarlo el 24 de noviembre, nuestro día de Tristam, así sin r, como bien nos afeó Azote. Y lo de conseguir la peli ni lo intentamos, seguro que queremos bajarla y empieza a sonar Wagner....

Para colmo de aventuras, yo casi me pierdo tu post, enfrascada como estaba en la caja de comentarios del anterior, pero como bien dice Lammermoor lo de decirnos que no lo leamos... nos ha traído aquí, así que diremos lo mismo , no , no , no lean el Tristán & Shandy!!

(nota para Loque, yo leí la nota más interesante de Marías, la que dice que como más se aprende del libro es leyendo sin orden, como te apetece, cuando y cuanto te apetece...bueno eso entendí yo, ¿sería la traducción?

Lo cierto es que ha sido un placer compartir desventuras con vuesas mercedes, me voy que tengo que dar cuerda al reloj....
Un abrazo a todos, y el 24 que corra el pisco sour (mención especial para Isi)

R. dijo...

Loquemeahorro: Veo que le has puesto la cruz a Javier Marías. Para mí el tipo tiene muy buenas novelas.
Por el momento Tristán & Shandy está descatalogado. ;-)

Lammermoor: Pues no. No recomendaría Tristram Shandy a mucha gente. A unos cuantos, nada más. ;-)

Maribel: Me alegra que este post, que ya no llamaré fallido sino "por editar", te haya gustado.
Francamente, cuando tenía varios párrafos escritos, recién me di cuenta que no empezaba a entrar en materia, que todo era un sinuoso discurrir shandyano contando mis peripecias para dar con el Grial, digo con el Tristram Shandy.
Cuando aún la disyuntiva de comprarlo o no me embargaba, salió a flote las recomendaciones de esos autores de lectura imprescindible para mí: Bryce, Marías, Vila-Matas y nuestro estimado Pamuk. Para que veas hasta qué punto me perseguía la novela de Sterne, que hasta en Otros colores se la mencionaba.
Tengo pendiente la película. Eso sí, no esperaré que sea una Odisea encontrar el DVD. Preguntaré en un par de stands y nada más; aunque ni siquiera eso. Me limitaré a ver los catálogos.
Entonces el 24 estamos de fiesta!!! Yo pongo el pisco sour. :D

Se me cuidan
R.

Maribel dijo...

Insisto R entre el post y los comentarios tienes un prólogo perfecto para el Tristram, además de las influencias en Cabrera Infante, o en Rayuela también Cortazar lo cita en La vuelta al día en ochenta mundos...alguna ventaja teníamos que tener los de la edición de cátedra jejeje

Y para los esforzados lectores quiero recordar como Sterne miraba por nuestro bienestar, y ya nos advertía:
(...)Ten presente siempre(...)Toby, eso de que las mujeres son tímidas y es conveniente que lo sean, pues si no resultaría imposible tratar con ellas(...)
haz lo posible por mantener fuera de su alcance cualquier lectura o libros de esa naturaleza(...)No le toleres que lea a Rabelais ni a Scarron ni el Quijote. Son unos libros que provocan la risa, y tú sabes, querido Toby que no hay pasión más seria que la lujuria.


Un placer!

R. dijo...

Efectivamente, Maribel. La edición de Cátedra tiene una introducción muy completa (imagino que Javier Marías se habrá lucido en la de Alfaguara); cuya lectura me llevó a releer, por ejemplo, algunas páginas de la novela de Cabrera Infante y reencontrarme con páginas como esta.

Un saludo,
R.

Eva. dijo...

Yo también me pasée por todas las librerías de Ciudad real y ninguna lo tenía, mi única oportunidad era comprarlo on-line, pero cuando leí el número de páginas y lo que tardarían en enviármelo decidí que no lo compraría, así que me he quedado sin el libro y sin su lectura.

R. dijo...

Eva: ¿Y no te animas a leer Todos los hermosos caballos, de Cormac McCarthy, para Bibliolandia? ´

Saludos,
R.

Pollo dijo...

Interesante tu post, R. Yo también había escuchado de ese libro, ahora lo tendré más presente. Muy divertidas tus anécdotas en la búsqueda del libro! jajaa, sospecho que compartimos casera en Quilca, quizás hasta un día nos hemos cruzado, saludos!

R. dijo...

Sterne fue un adelantado, Pollo.
Definitivamente, Quilca es punto obligado de visita para todos los que queremos ahorrar unos soles en la compra de libros originales nuevos.

Saludos,
R.

Allan Herrera dijo...

Pues he de confesarte que este libro y su fascinacion reside en lo poco probable para encontrarlo (o que no te diste cuenta en el articulo de E.V.M). De ahi que en su 'Historia abreviada de la literatura portatil' E.V.M funde una especie de secta que cree en los mismos codigos culturales "los Shandys". Hoy se consigue muy comunmente la edicion de Catedra. La de Alfaguara aun siendo dificil no es imposible encontrarla (venga no seas codo para un libro de tamaño y contenido inigualable y pidelo por internet -cueste lo que cueste lo vale-)pero tan pronto la veas no lo dudes, yo no dude en hacerme de Sterne y Javier Marías al mismo tiempo.

Beatriz* dijo...

Hola:
A un día de la celebración del nacimiento de Sterne -espero que los preparativos para la fiesta estén hechos y que corra la cerveza y la buena risa-
he caído como Alicia por el agujero en esta entrada de tu blog y quiero primero darte la enhorabuena, me encanta!, segundo, darte las gracias, has colgado declaraciones sobre el Tristram Shandy que no conocía y que espero tener la oportunidad de utilizar :)y tercero, quiero pedirte un favor, ¿no tendrías por ahí, o sabrías decirme donde encontrar el prólogo a la traducción turca del que hablas en tu entrada? Estoy preparando un trabajo sobre el Tristram que expongo en un para de semanas en una clase de narrativa. Por cierto, he tenido acceso sin problemas a las dos traducciones del libro... me siento una afortunada.
Muchas gracias

R. dijo...

Hola y bienvenida a Fenixcidio, Beatriz.

El prólogo de Orhan Pamuk a la traducción turca del Tristram Shandy lo encontré en su libro Otros colores (Mondadori, 2008).

Y si no consigues el libro, te puedo enviar a un e-mail las 14 páginas fotografiadas del texto de Pamuk.

Espero haberte servido de ayuda.
Saludos shandyanos,
R.

Beatriz* dijo...

¡Muchísimas gracias por tu ayuda! Encontré el libro en la biblioteca, ya me he leído el artículo, muy shandyano :) estoy segura de que podré sacar un par de buenas citas para mi exposición. Además el libro, Otros Colores, va a ser un gran regalo estas Navidades:).

Seguiré atenta a tu blog, que me encanta y espero poder haceros alguna aportación interesante algún día.
Saludos

Beatriz*

R. dijo...

Qué bueno que encontraste el libro de Pamuk, Beatriz*. Descubrí al turco gracias al Nobel que le otorgaron el 2006 y desde esa fecha lo leo.
Vuelve cuando quieras. Esta es tu casa. ;)
R.

loquemeahorro dijo...

Qué bien, he vuelto a leer esta reseña (gracias a tu comentario en La Hierba Roja) y he vuelto a disfrutar, e incluso más que en su momento, porque he ido "macerando" mi recuerdo de Tristram Shandy en mi cabeza desde el año pasado.

No me acordaba de que todos deberíamos tener un tío así, pero es muy bueno.

Ah, que vi la película, la de verdad, y está muy bien, desde luego sigue la estela Shandy al hacer una adaptación libérrima, para mí, el que la hizo, entendió el libro, y al tío Toby.

pd. Yo se la recomendaría a poquísima gente

R. dijo...

Loque: Ah, los libreros, los libreros. Sigo acumulando anécdotas y sigo recordando con cariño la novela de Sterne.
Me has hecho acordar que "por ahí" debo tener el DVD, así que es muy probable que esta semana me la pase viendo pelis. Tengo descargada Función de noche, así que ya te contaré mis impresiones.
Saludines!