Orhan Pamuk

Transcurrió alrededor de un mes desde que se conoció el nombre del flamante Nobel de literatura 2006, para que yo tenga en mis manos mi primer libro del turco Orhan Pamuk (Estambul, 1952). Recuerdo que apenas supe de quién se trataba, me interesé por ese desconocido –para mí– de 54 años que, con su encumbramiento, una vez más dejó con los crespos hechos a los hinchas de nuestro crédito nacional: Mario Vargas Llosa, quien tal vez nunca pase de eterno candidato, para deleite de su legión de detractores.

De todo aquello que me informé los primeros días posteriores al anuncio del Nobel, nunca olvidaré la entrevista premonitoria de Rosa Montero a Pamuk publicada originariamente el 24 de setiembre de ese año, con motivo de la aparición en España de su último libro. Deliciosa entrevista (casi una esgrima verbal) que acertadamente se volvió a dar a conocer con motivo del galardón y que he calificado de premonitoria por las primeras líneas del párrafo introductorio de la Montero:

He aquí un hombre que, con bastante probabilidad, ganará el Nobel de Literatura en los próximos años: en primer lugar porque es un escritor original y poderoso, pero además porque, como figura progresista y lúcido eslabón entre Oriente y Occidente, cumple a la perfección el perfil político de un galardón cada día más descaradamente politizado.

Si bien tenía a Pamuk en mi agenda de escritores próximos a leer, me inhibí de echarme a buscar sus libros como algo prioritario, después de leer un artículo local que someramente hablaba de su obra y daba a conocer que en librerías no se hallaban sus novelas más afamadas (Me llamo rojo y El libro negro), sólo La casa del silencio. Fue recién en noviembre, y como regalo de cumpleaños, que tuve en mi poder mi primer libro de Pamuk: nada menos que Estambul. Ciudad y recuerdos (previamente me consultaron si lo tenía; yo no estaba enterado de la disponibilidad de este título).

Estambul. Ciudad y recuerdos (2005)
Mondadori, 2006
448pp.

Siempre he tenido predilección por la ficción narrativa (cuento o novela) antes que cualquier otro género literario. Hace muy poco que disfruto y valoro los libros de memorias, autobiografías y diarios. Recuerdo que dejé pendiente el libro que estaba leyendo para sumergirme en el que me habían regalado, el cual estaba pródigamente ilustrado. Me intrigaba saber cuál sería la visión de sí mismo que el turco volcaría sobre sus páginas, quiénes serían los personajes reales que haría circular, y quería conocer los detalles de las fotografías anexadas. Mis atronadores prejuicios de sentirme ante unas memorias autocomplacientes de un escritor joven aún, empezaron a disiparse con la lectura de las primeras páginas:

“Hay autores, como Conrad, Nabokov o Naipaul, que han conseguido escribir con éxito cambiando de lengua, de nación, de cultura, de país, de continente e incluso de civilización. Y sé que, de la misma forma que su identidad creativa ha ganado fuerza con el destierro o la emigración, lo que a mí me ha determinado ha sido permanecer ligado a la misma casa, a la misma calle, al mismo paisaje, a la misma ciudad. Esa dependencia de Estambul significa que el destino de la ciudad era el mío porque es ella quien ha formado mi carácter.” (p. 16)

En este libro Pamuk no sólo se ciñe a un período corto de su vida: una autobiografía juvenil cuyo corolario es la conversación con su madre donde le manifiesta su decisión de dejar la pintura y hacerse escritor, sino que es un pretexto para plasmar sus experiencias sensoriales y culturales en relación con su entorno. Factores influyentes en su vocación serán la educación laica recibida y el occidentalizado entorno familiar, traducidos en una buena biblioteca, su imaginación en constante ebullición y sensibilidad afinada. Ahora yo parezco el complaciente... Para no terminar pareciéndolo, diré que después de leer este libro primordial, 6 novelas y un librito de discursos, nada influye tan palmariamente en la obra del turco, por mí leída, que esos paseos por Estambul (vagabundeos y lecturas –se desplaza también quien lee– de las experiencias de otros itinerantes en distintas épocas): la ciudad que lo vio nacer.

Por el libro no sólo desfilan los recuerdos y retratos de los padres, el hermano, la abuela y los tíos, y la crónica del trágico primer amor, sino también sus tempranas y determinantes lecturas de viajeros y pintores occidentales del siglo XIX (Nerval, Gautier, Melling, etc. con sus testimonios de un pasado idílico y perdido) y escritores turcos del siglo anterior que dejaron huella escrita con sus proyectos, por lo general inconclusos, que el joven Pamuk captó teñidos de melancolía.

”Cada vez que miro estos grabados, el corazón se me llena con la amargura habitual, porque ese mundo ya ha desaparecido. Pero cada vez que abro el libro de Melling me consuela ver que, según el casi único testigo visual “directo” de aquel mundo del pasado, mi Estambul no es mágico, “exótico” ni raro, que en realidad mi infancia le debe mucho al Bósforo, y que simplemente es maravilloso.” (p. 94)

”Pero cualquier cosa que digamos sobre las características generales de una ciudad, sobre su alma o su esencia, acaba convirtiéndose en forma indirecta en una confesión sobre nuestra vida y, especialmente, sobre nuestro estado espiritual. La ciudad no tiene otro centro sino nosotros mismos.” (p. 401)

“El espíritu y la fuerza de Estambul le vienen del Bósforo.” (p. 65)

Nieve (2001)
Alfaguara, 2006
504pp.

Luego de que terminara de leer Estambul y lo erigiera como uno de mis libros favoritos de ese año, quería seguir leyendo más de Pamuk; pero mientras daba cuenta de mis lecturas pendientes, llevados por la novedad los lectores capitalinos arrasaban con cuanto libro del turco se hubiese importado. Yo con las justas alcancé a comprarme su novela más reciente: Nieve (me llevé uno de los dos ejemplares que quedaban en una librería, luego de recorrer otras tres).

En Nieve, tras doce años de exilio en Alemania, Ka, poeta y “periodista”, regresa a su país y enrumba a Kars (ciudad fronteriza que a su llegada se ve aislada por una inclemente nevada), con el fin -justificación oficial- de investigar la ola de suicidios de varias mujeres que se han negado a descubrir sus cabezas (el suicidio es condenado por su religión). Prontas a realizarse la elecciones, donde todo parece indicar que el partido islamista se va a alzar con el triunfo, Ka primero es testigo del asesinato de un director de escuela y después se verá involucrado, como casi todos en Kars desde sus distintos papeles en la historia (todo un mosaico de personalidades que Pamuk describe con maestría: dudas, creencias, fragilidades, deseos, etc.) en la puesta en escena en la vida real de un golpe llevado a cabo por un grupo de teatro en alianza con los militares, lo que desencadena un clima de represión general.

Previsiblemente los intereses de Ka se ven alterados. Ya sabemos que el motivo principal de su viaje (no el pretextado), y que además le ha devuelto la inspiración poética tras cuatro años de sequía creativa, es tratar de convencer a la bella y divorciada Ipek (un amor del pasado en el que cifra todas sus esperanzas), de casarse e irse con él a Frankfurt.

Desde el comienzo intriga conocer quién es el narrador de esta novela (quien en las primeras páginas dice de Ka: “siempre estaba melancólico como los personajes de Chejov”). Convertido en personaje y no mero narrador de los hechos por él ya conocidos, por tanto sucedidos, el narrador cobrará protagonismo en el segmento final de la novela, cuando ya han sido mostrados con imparcialidad los fanatismos e intolerancias de nacionalistas kurdos e integristas, al igual que las actitudes farsescas y demenciales de los represores. La neutralidad asumida para contar los sucesos (que se suceden apenas en tres días) brinda muchas luces acerca de las convicciones y el pensamiento del propio autor.

“-¿Hay otro Dios en Europa? -le preguntó el jeque con aire bromista mientras le acariciaba la espalda.-Yo quiero un Dios que no me obligue a descalzarme para acudir ante su presencia, ni a besar la mano de nadie, ni a arrodillarme. Un Dios que entienda mi soledad.” (p.118)

“La soledad es un problema de orgullo; uno se sumerge vanidosamente en su propio olor. El problema del verdadero poeta es siempre el mismo. Si es feliz durante mucho tiempo se vuelve vulgar. Si es infeliz durante mucho tiempo es incapaz de encontrar en sí mismo la fuerza que mantiene viva la poesía… La felicidad y la auténtica poesía sólo cohabitan durante un breve plazo. Un tiempo después, o la felicidad vulgariza al poeta y la poesía, o la auténtica poesía imposibilita la felicidad. Ahora me da mucho miedo regresar a Frankfurt y ser infeliz.” (p. 151)

Me gustó Nieve, mas no me deslumbró. Por tanto, con el saldo a favor resultante, y la experiencia previa de la disponibilidad limitada de ejemplares del turco, el siguiente año (2007) estuve un tanto alerta ante cualquier noticia que me ponga en el camino de seguir la obra publicada del turco.

Me llamo Rojo (1998)
Alfaguara, 2006
568 pp

Ambientada en el S. XVI (período de decadencia del Imperio Turco Otomano) Me llamo Rojo es una novela coral que le da voz a personas y seres inanimados, simbólicos; a vivos y muertos. La pluralidad de narradores representa un desafío constante para el lector, no sólo por lo que dicen desde su posicionamiento en la trama, sino por lo que dejan de decir, como si quisieran engañar al lector o escamotearle los hechos; cuando no reclamar su atención, justificar sus actitudes o volverlos sus cómplices. Seducen con sus parábolas, hechizan con sus historias subalternas propias de las tradiciones orales orientales.

Para variar, algo recurrente en la obra de Pamuk: hay un personaje, Negro, que retorna de un exilio amoroso. Esta vez la amada de nombre Seküre tiene dos hijos y vive con su cuñado, ya que el marido está desaparecido hace un buen tiempo, muy posiblemente muerto. Uno de los cuatro ilustradores a cargo del tío de Negro, padre de Seküre, ha sido asesinado. La tarea encomendada al tío viene directamente del Sultán y linda con la herejía. Hay un muerto y puede haber más. Pamuk echa mano a elementos propios de la novela negra con dosis algo morosas de suspenso, esto debido a largas explicaciones, las historias y parábolas engarzadas antes mencionadas. Algunas citas de esta fascinante novela:

"Y fue en ese momento cuando surgió la idea de preparar un libro en el que hubiera pinturas de Nuestro Sultán y de los objetos que le representaban. Porque cuando mi tío regresó a Estambul y le dijo a Nuestro Excelso Sultán lo bien que estaría que le pintaran al estilo de los maestros francos, en un primer momento éste le puso objeciones.

-Lo verdaderamente importante es la historia –le había dicho-. Una hermosa pintura completa de forma elegante la historia. Pero cuando intento pensar en una pintura que no completa una historia, lo primero que se me viene a la cabeza es que se convertiría en un ídolo. Porque como no podríamos creer en una historia que no existe, tendríamos que creer en la pintura, en esa cosa. Sería algo como el culto a los ídolos que había en la Kaaba antes de que Nuestro Profeta los destruyera. Porque, si no son parte de una historia, ¿cómo podrías pintar, por ejemplo, ese clavel o a ese enano insolente?" (p. 154)

"Quería que cuando el libro estuviera terminado fuera una prueba del invencible poder de Nuestro Exaltado Sultán, Califa del Islam, en el milésimo año de la Hégira. Pero me pidió que preparara el libro en secreto para que no se supiera su condición de regalo con el objeto de llegar a un acuerdo con los venecianos y para que no diera lugar a envidias en los talleres. Y yo comencé a preparar las ilustraciones en secreto, feliz y contento." (p. 155)

"Lo que mi Tío esperaba de mí era que observara aquellas pinturas medio venecianas, medio persas y que le escribiera una historia adecuada para la página opuesta. No tenía otro remedio que escribirlas si quería poseer a Seküre, pero no se me iba de la cabeza lo que el cuentista había narrado en el café." (p. 168)

"Decía que pintar según la ciencia de la perspectiva y seguir las maneras de los francos eran tentaciones del Diablo. Al parecer, en esa última ilustración se ha pintado el rostro de un mortal siguiendo las técnicas de los francos de tal manera que el que la ve tiene la impresión de que es real y no una pintura y despierta el deseo de postrarse ante ella, tal y como ocurre en las iglesias. Decía que la perspectiva era una tentación del Diablo no sólo porque hace que el punto de vista de la pintura descienda del de Dios al de un perro callejero, sino porque además al usar las técnicas de los francos estamos adulterando nuestra sabiduría y nuestro talento con los de los infieles y así perdemos nuestra pureza y nos convertimos en sus esclavos." (p. 221 – 222)

"-No existe nada puro -replicó el señor Tío-. Cada vez que se crean maravillas en la ilustración, en la pintura, cada vez que en un taller aparece una obra de una belleza tal que nos humedece los ojos y nos pone la piel de gallina, sé que allí se han unidos dos cosas distintas que nunca antes habían estado juntas para que esa maravilla pueda aparecer. Le debemos Behzat y toda la hermosura de la pintura persa a la mezcla entre la árabe y la china y mongola. El sha Tahmasp unió en sus más bellas pinturas el estilo persa con la sensibilidad turcomana. Si hoy todo el mundo se hace lenguas de los talleres que Ekber Jan tiene en la India es porque ha animado a sus artistas a que adopten los estilos de los maestros francos. Tanto el Oriente como el Occidente son de Dios. Que Él nos proteja de aspirar a la pureza sin adulterar." (p. 222)

La casa del silencio (1983)
DeBolsillo, 2006
382 pp

Se trata de su segunda novela y mi cuarto libro de Pamuk. Recuerdo que compré La casa del silencio porque en la librería a la que acudí, tenían un único ejemplar de El libro negro soleándose en la vitrina en pleno verano y por tanto sus hojas tenían un mal aspecto.

Dentro de su sencillez argumental, mediante los dosificados monólogos de sus personajes y el empleo de flashbacks, La casa del silencio nos da a conocer en los pocos días que suceden los hechos, cien años de vida escindida de una familia turca, los conflictos sociales que les toca atestiguar y sus dramas individuales. El escenario variará de Estambul a Cennethisar, donde se ubica la casa que habita la abuela, morada que sus nietos por diferentes razones quieren vender.


Da la impresión que ciertas taras de este desintegrado clan (quedan la abuela, sus tres nietos y un enano consanguíneamente ligado a ellos; con voz propia en la novela), estuvieron desde el principio condenadas a subsistir como un lastre hereditario. La admiración desmedida del abuelo muerto, Selâhattim (médico ateo), por las ciencias de occidente (su empeño en llevar a cabo una enciclopedia, subvencionada con la venta de la dote de su esposa, que compense el atraso turco reinante, achacado principalmente a la religión), vendría a ser el desencadenante de futuras inacciones y fatalidades. No esperaba mucho de esta novela, que terminó siendo de mi agrado.

La vida nueva (1994)
Alfaguara, 2006
382 pp.


Realidad, sueño y fantasía se funden en esta novela de final, para mí, desconcertante. Osman es el joven protagonista de La vida nueva. Su vida dará un giro inesperado cuando descubra un libro de cuya lectura varias personas han salido transformadas (y yo diría que incluso trastornadas). Se involucra con dos de ellas: Mehmet y Canan. Los continuos desplazamientos de Osman y Canan les depararán varias aventuras. Será crucial la aparición del doctor Delicado (líder de la Asociación de Concesionarios y dispuesto a acabar con lo que él llama la Gran Conspiración = occidente/modernización) y del tío Rifki (escritor aparentemente inofensivo) en sus vidas.

“Hablaba poco con Canan del influjo que el libro había tenido sobre nosotros. Dicho influjo era tan poderoso, indiscutible y sólido, que el mero hecho de hablar de él habría convertido el libro en palabrería banal, en cháchara ociosa. El libro era en nuestras vidas, durante esos viajes en autobús, algo tan fundamental, tan indiscutiblemente necesario y obligatorio como el sol y el agua, y allí estaba, entre nosotros. Nos habíamos puesto en camino a causa de la luz que emanaba de él y nos golpeaba en la cara e intentábamos proseguir el viaje fiándonos de nuestras intenciones, sin querer comprender exactamente adónde nos dirigíamos.” (p. 89)


A propósito de La vida nueva, consultado para una entrevista sobre qué tipo de libro podría cambiarle la vida a alguien, Pamuk respondió que “no son los libros los que cambian la vida de las personas, sino el deseo de cambiarla por parte de estas. La pobreza, la marginación, el sentirse despreciados, insultados, pasados por alto, la vida provinciana, el estar enfadados, la ira... todo ello hace que la gente quiera realmente cambiar su vida y estén predispuestas a encontrar en un libro algo que ellos buscan ya”.

El libro negro (1992)
Alfaguara, 2006
584 pp.

Tópico manido el de este libro: La amada, de nombre Rüya (incansable lectora de novelas policiales), desaparece. El marido, Galip (treintañero abogado), va en su búsqueda y en el camino lo asaltarán una serie de cuestionamientos entorno a su pasado en común, así como las dudas y sospechas previsibles. Mas esta búsqueda se intercalará en la novela con un conjunto variopinto de artículos que aparentemente los habría escrito el tío del protagonista, el también inubicable Galip, lo que imprime a la novela la impresión de totalidad. En El libro negro nada está imbricado al azar.


De El libro negro no podría dejar de extraer una cita, que muy bien definiría el estilo de Pamuk, tomada de los consejos de “los mosqueteros de la pluma”, captados por un bisoño Celâl antes de convertirse en el polémico periodista que admiran Galip y Rüya, para posteriormente incluirlos en uno de sus artículos: “Nuestra maestra y santa patrona es Sherezade; no lo olvides, tú, como ella, simplemente insertas cuentos de cinco o diez páginas entre los hechos de eso que llaman ‘vida’ ”

“Quizá era posible ver en las caras de sus conciudadanos la antigüedad, la desdicha, el esplendor perdido, la tristeza y la amargura de la ciudad, pero aquello no era el indicio de un secreto cuidadosamente planificado, sino de una derrota, de una historia y de una complicidad comunes.” (p. 282)

***


Hasta acá las novelas de Pamuk que tienen personajes femeninos protagonistas, quienes cobran relevancia en la medida que influyen ostensiblemente en el curso de los acontecimientos y ponen a prueba constantemente a los personajes masculinos, generalmente enamorados hasta la médula. O bien estos tipos a causa de ellas recuperan la inspiración poética, se convierten en delatores (Nieve) o en improvisados detectives en pos del asesino del padre de su amada con el fin de compartir su lecho (Me llamo Rojo). O bien son empujados a un largo exilio amoroso y tarde o temprano imantados al redil (Me llamo Rojo y Nieve). O no dudarán en deshacerse de sus rivales (La vida nueva) o del mismo objeto improbable de su amor (La casa del silencio). Esas féminas llegan a ser con 19 palabras de una carta de adiós la génesis del más preciado regalo: el hallazgo de la verdadera identidad (El libro negro). Encuentro a los personajes femeninos de Nieve y Me llamo rojo correctamente perfilados, sólidos, en contraposición a los en su mayoría idealizados e indolentes de las otras novelas, rasgos propios de las musas. (Gran parte de este párrafo lo escribiría en un portal forístico.)

***

Como ya me cansé, je, dejo El Castillo blanco y La maleta de mi padre (ambos libros publicados por Mondadori el 2007) para comentar con quienes la hayan leído o les interese. Disculpen la extensión y el enredo.

33 comentarios:

lammermoor dijo...

Hola, R. Creo que mi intento fallido de leer a Pamuk fue con El libro negro.
Tendré que releer tu post con más calma. Contiene mucha información y tengo que procesarla.
Mientras escribo estoy viendo un gato en una rama ¿De Linniers? que me gusta mucho.
Hasta luego

P.D: coincido contigo y discrepo de Ale. Lo de regalar una tarjetita no me convence; si se trata de mí, dejo caer sugerencias. Si se trata de regalar yo, suelo hacer indagaciones o correr riesgos. A ver si rescato en breve el adjunto en que hablo sobre ello.

El Guisante Verde Project dijo...

Hola R., acabo de ver tu entrada, verás que contenta se pone Maribel, ya que me comentó que estaba esperándola.
"Me llamo Rojo", capturó mi atención desde el primer momento, tanto por la trama, como por las descripciones y el ritmo narrativo. Casi inmediatamente fui corriendo a ver la miniatura otomana que tenemos, buscando el rastro de los antiguos maestros de Herat...
No sé si la has leído, por si acaso te mando el link de la entrada que publicó Maribel sobre este libro:
Me llamo Rojo
Por cierto, esta entrada no la pusimos entera en el blog, y para poder leerla el enlace "leer más" te deriva a nuestra página web. Un poco lío al principio. :-D

"Nieve", mi segundo "Pamuk", me gustó, tal vez por contraste con el anterior,o por tratar aspectos de la vida turca que nosotros habíamos observado de primera mano; incluso por la parte que se desarrolla en Frankfurt, ciudad que también conocemos. El caso es que la sensación de frío me persiguió unos días después de terminar de leerlo.

"La maleta de mi padre", me pareció un libro emotivo, íntimo, de esos con los que te sientes identificado, que hacen desear ser escritor.

Aun me faltan muchos "Pamuk", aunque sin duda serán cada vez menos.
Un saludo!!

PD: el primer autor turco que leí, fue Kemal, "El Halcón", ¿lo has leído?¿que te pareció?

Anónimo dijo...

¡Felicidades por el apartado de "nuevas adquisiciones"! ¡Está genial! ahora se nos hará agua la boca viendo lo que desfilará por ahí.

Bueno, veo que eres todo un experto en Pamuk. Yo aún tengo que descubrirlo.

Saludos a todos,
Ale.

R. dijo...

Lammermoor: Ojalá le des otra oportunidad a El libro negro, o prueba con otro título de Pamuk.
Efectivamente, se trata de Fellini, el gato de Enriqueta, creación de Liniers.
Espero que rescates ese adjunto sobre el regalo de libros. Todavía tengo algo que contar y que se me escapó.

Roberto: Bienvenido a este espacio! Por acá ha estado Maribel comentando posts recientes y antiguos (de cuando yo no solía participar, lo cual ahora encuentro muy enriquecedor).
Mencionas Me llamo Rojo, y salta a mi mente las historias que cuentan "Mariposa", "Cigüeña" y "Aceituna" sobre el estilo y la firma; la pintura y el tiempo; y la ceguera y la memoria, respectivamente.
Debe ser emocionante pisar el suelo que hollaron nuestros personajes favoritos, o que inspiraron a sus creadores, y aunque mil veces se haya estado antes, verlo todo desde otra perspectiva.
En cuanto a Nieve, justamente el tercer discurso incluido en La maleta de mi padre se titula "En Kars y en Frankfurt."
No he tenido la oportunidad de leer a ningún otro turco. Kemal creo que es autor de La sombra del halcón, no?

Ale: Confieso que ha sido todo un placer releer mis notas y varios párrafos de los libros de Pamuk, que hasta ahora tengo y he leído (me falta el que se titula Otros colores).
Como podrás apreciar, he adquirido El testigo (Premio Herralde de Novela 2004) de tu compatriota Juan Villoro.

Saludos a los tres,
R.

mario skan dijo...

Hola R : como el post es largo y a la vez hay que poner mucha atención decidí escribirte dos comentarios, este primero que habla de una primera lectura.

Veo que has agarrado a Pamuk de la solapa y lo sacudiste y lo interrogaste de la manera más práctica, la lectura inmediata. Los leiste ( a los libros ) uno detrás de otro, sin alternar otra lectura? a mi me pasó esto con tres libros de Dick y varios al hilo de Monterroso. Me parece interesente, según tu reseña, me llamo rojo. Me gustaría develar ese texto coral.

nos vemos pronto.saludos

Leox dijo...

caza de carnero salvaje , pedazo de libro.
Un siete el nuevo diseño.
Acción de Gracias , ¿ ya lo puedes comprar en compactos? , por esos lados.

El Guisante Verde Project dijo...

Efectivamente R., en realidad, Kemal, eterno aspirante al Nobel, ha escrito varias novelas con este personaje como protagonista:
El Halcón. El retorno del Halcón. La sombra del Halcón. El último combate del Halcón, son las que están traducidas al español, y creo que no tiene más.
Yo solamente leí la primera, que me gustó, aunque era un poco deprimente, tal vez demasiado sencilla y muy previsible.
Sin embargo, las descripciones, tanto de paisajes como etnográficas son espléndidas.
Un saludo.

R. dijo...

Mariano: No creo que sea muy recomendable leer uno tras otro los libros de Pamuk, debido a la extensión y la exigencia de la mayoría de ellos. Yo leí 6 entre noviembre de 2006 y marzo de 2007. Me llamo Rojo se puede encontrar en Punto de Lectura.

Leox: Tengo las mejores referencias acerca de esa novela de Murakami (la primera en ser traducida al castellano, me parece). Aunque si me hubieran hablado pestes, igualmente la hubiera comprado.
No me he percatado si ya está en venta en Compactos esa novela de Richard Ford que mencionas

Roberto: Gracias por la información.

Saludos a los tres,
R.

Homo libris dijo...

Aunque he intentado comentar un par de veces por aquí, mis comentarios pasaron al Cementerio de los comentarios perdidos. Sin embargo, te leo desde hace tiempo, y me encanta la profundidad, a la vez que sencillez, con que tratas los temas del blog.

Por todo esto, en mi blog hay algo que creo que le pertenece.

Saludos :)

Anónimo dijo...

¡muchas felicidades por tu premio!

lammermoor dijo...

Hola, R. Vengo a decirte dos cosas; la primera que volveré a intentarlo con Pamuk, pero probaré con otro título.
Me acabo de dar cuenta de que son tres. La segunda es ¡Felicidades por tu premio! Me alegro de que Homo Libris te haya elegido.
La tercera, consecuencia de la anterior, es que no quepo en mi de gozo ante las cosas tan bonitas que has dicho sobre Ale y sobre mí.
No solo estoy encantada porque me hayas elegido sino porque "mi blog te deleite". No sabes lo que me alegra (diría lo que me presta -expresión que usamos en Asturias-)que hayas acuatizado en mi blog y que ahora formes parte de esta cibertertulia.
¡Ya no me enrollo más!

Maribel dijo...

Hola R, no podía dejar de venir a comentar en este post.

Ya sabes que Pamuk es uno de mis favoritos, tuve la suerte de encontrarme con sus libros mucho antes del Nobel, y le sigo desde entonces.

"El libro Negro"
Las primeras ideas de Pamuk eran describir la historia de Estambúl y el protagonista iba a ser un pintor,las imágenes que ambientaban su idea sobre el libro eran las de los cuadros de Brueghel y el Bosco, y los libros : el Mesnevi, el Seehname y Las Mil y una noches...aunque todas ellas dieron lugar a otros libros, como ya sabes.

"La Casa del Silencio"
"Sé que de entre todos mis libros es el que más les gusta a los jovenes...Lo que resulta más doloroso de la juventud es ver la hipocresía de las relaciones humanas, querer hacer algo al respecto, no poder hacerlo y más tarde considerarla algo natural"
(Otros Colores)

La historia del propio Ohran está presente en todas sus novelas, sus inicios como pintor, la relación con su padre, sus estudios de arquitectura, su forma de describir, que es pintura, sus dudas ante el futuro presentes en "La vida nueva".

Para mi es todo un regalo que su último libro publicado se llame "Otros Colores" y tenga portada azul, ya que mi lectura de Pamuk ha ido siempre asociada al color, "Me llamo rojo", "Azul" protagonista de "Nieve", Pamuk es pintura, y es curioso que yo recuerde más los personajes masculinos.

Te va a encantar "Otros Colores", es para conocer en profundidad sus lecturas (Tristam Shandy, Vargas Llosa, Victor Hugo, Las Mil y una noches, Camus, Los hermanos karamazov), entrevistas sobre sus libros, cuadros,su vida en New York ...,
Imprescindible haber leído antes al menos tres de sus novelas, je, je, tu lo vas a devorar.

Disculpamé por invadir de esta forma tu espacio, guardaré para tí muchas más citas de este último libro.
;-) nos leemos. Buen finde!

R. dijo...

Homo libris: Al visitar tu blog, no podía dejar de intervenir en primer lugar en la entrada que le dedicas a After dark, de Murakami, y de paso apreciar lo que te comentan.
Otra vez gracias por el premio. Sabrás entender la forma poco ortodoxa, en palabras de Lammermoor, que tengo de seguir las reglas.

Ale: Mil gracias! Pero, como que alguien se me adelantó, eh? :D

Lammermoor: Ya sabía que a ti y a Ale alguien más les iba a conceder el premio, pero no podía dejar de mencionarlas y dentro de mi parquedad decirles que me deleita leerlas. Es un placer formar parte de la tertulia, aunque sea de forma esporádica.

Maribel: Lo de recordar personajes femeninos me viene de mi fascinación por la obra de Bryce Echenique (bueno, de sus novelas anteriores a El huerto de mi amada).
Por favor, este espacio es también de Ud. que lo enriquecen con sus comentarios; así que aunque me ponga medio febril porque aún no puedo tener y leer Otros colores (que La caza del canero salvaje ya esté en librerías, a uno lo llena de optimismo, je), por favor, sigue dejándonos citas de ese libro o del que gustes.
Buen fin de semana para ti también!

Saludos a los cuatro,
R.

T dijo...

Felicitaciones x el premio y gracias x compartir tu amor y pasión x la lectura.
Abrazos

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Hola, R:

Nieve empezó a engancharme justamente a partir de que sabemos quién es el narrador. Como ya te lo había dicho, es un libro pesado, pero merece la pena. Es una de las novelas políticas más interesantes que he leído porque nos presenta una sociedad tan compleja como la turca. Aquí va una cita del libro que me parece clave:

"El Occidente, que al parecer cree más en la democracia, su gran descubrimiento, que en la palabra Dios, ¿se opondrá a este golpe militar antidemocrático en Kars? ¿O lo importante no son la democracia, la libertad y los derechos humanos sino que el resto del mundo imite a Occidente como monos? ¿Puede soportar Occidente que unos enemigos suyos que no se le parecen en nada alcancen la democracia?

Aunque me tardé mucho tiempo en leerlo, sí me quedaron ganas de leer más de Pamuk. Creo que la próxima será Me llamo Rojo.

Un abrazo

R. dijo...

T: Gracias!

Strika: Muy ilustrativa la cita que transcribes. No por nada se encuentra en el capítulo 26: "La declaración de Azul para todo Occidente."
Me llamo Rojo sería una buena elección.

Abrazos,
R.

RebecaTz dijo...

Excelentes reseñas. volveré porque sólo leí las tres primeras (son los libros que tengo en mi haber, je).
Hace poco fui de vacaciones a la preciosa Estambul, por lo que tengo entre mis pendientes cercanos la relectura del libro.
Me has hecho recordar que leí Aurelia, de Nerval, inmediatamente después de Estambul, justamente por los comentarios de Pamuk acerca de ella.

¡Saludos!

R. dijo...

Andrómeda: Pamuk en Estambul. Ciudad y recuerdos menciona una serie de libros, que son una invitación para su lectura. Que bueno que hayas disfrutado de Aurelia, de Nerval. Algo me dice que tu periplo por Estambul fue de ensueño.

Saludos,
R.

david dijo...

Hola R,
De Pamuk pude leer Nieve. Al principio ese juego de narrador-personaje me descuadraba, pero al final cedí. Por otro lado la trama socio-político-religiosa y la creación poética de Ka me engancharon. A mi esa forma de creación espontanea y compulsiva que tenia Ka para escribir poemas me fascinaba, luego leí que a Pamuk también, que en su caso el proceso de escritura es diferente, complejo, "contable", de escritorio.

Un amigo y yo intercambiamos un par de libros hace meses, entre ellos le preste el libro de Pamuk, yo al terminar de leerlos le devolví sus libros y bueno él, creo que fue más inteligente que yo.

Ahora voy juntado dinero. Se viene la FIL 2009!, con Brasil como país invitado.. en mi cabeza tengo maso menos una lista de libros.. creo que al primer stand al que voy a ir es al de Alfaguara y Punto de lectura.. =D

saludos,

Carmina dijo...

Tengo todavia que descubrir a Pamuk, poco a poco, tengo tantas lecturas pendientes que no se cuando le llegara el turno, me ha gustado tu reseña, muy completa es imposible no hacerse una composicion de lugar del autor que destripas con gracia y de las obras...

R. dijo...

Hola Davidz!
Pucha, tienes que recuperar tu libro como sea. Yo lo presté un par de veces (un pata que estaba en plena "conversión" le dio mayor énfasis a las partes que tocan el tema religioso). Te acuerdas del copo de nieve?
Efectivamente, Brasil es el país invitado y hay que ir ahorrando desde ya. Esta vez la cosa va a ser en la explanada del Museo de la Nación. Yo tengo un dato que soltaré en mi próximo post (prometo que no será tan extenso, y si me sale largo, pues lo publico por partes; además, será intimista).
Dejo una cita tomada de La maleta de mi padre:
"En mi opinión, el secreto de la escritura no reside en una inspiración que nunca se sabe de dónde va a venir, sino en la obstinación y la paciencia." (Pamuk, La maleta de mi padre.)

Carmina: Qué tal, cómo te va? Se deja o no se deja leer La llave del abismo, de Somoza? Yo algún día leeré ese libro, no sé cuándo, pero lo haré; ojalá Pamuk pronto esté en tu estantería. Vale la pena!

Saludos a ambos,
R.

Carmina dijo...

R no se deja leer, la llave del abismo, pero no porque este mal escrita, que eso no puedo decirlo, es la tematica que a mi no me gusta, soy esceptica, no me gusta la ciencia ficcion en ese sentido, y bueno lo de lo seres creados unido al fanatismo religioso forma para mi un coctel molotov que me ha hundido, igual no es el momento de leerlo, me he dado un tiempo lo sigo teniendo en mi mesilla de noche, y algun dia lo terminare, a lo tonto y a lo bobo llevo leidas mas de 100 paginas, pero no me atrapa y la culpa la tiene la tematica. En cuanto a Pamuk empezare la redada pronto y seguro que pronto tengo algun titulo en casa

R. dijo...

Ni modo, Carmina. Te cuento que en algún post mencioné los títulos de dos libros que hasta ahora no he podido terminar de leer (uno de no ficción del Nobel portugués y el otro una novela póstuma e inconclusa de un escritor peruano); lo cual en cierta medida me pesa.

En realidad son más los libros que he dejado a medias, la mayoría de ciencia ficción o similares (H G Wells, Asimov, Lovecraft, etc); pero no tengo ninguna clase de remordimiento. Simplemente no es lo que me apetece leer. Tal vez Somoza sea la excepción, para mí.

Buen fin de semana,
R.

david dijo...

Claro que me recuerdo. [Spoiler] Era uno de los motivos por los cuales quería seguir leyendo. Quería leer aunque sea uno de aquellos poemas. Ahora que miró nuevamente el copo de nieve puedo recordar algunos capítulos de la novela. Cada gran grupo yo lo relacionaba con un personaje: Ipek, el joven escritor y la ciudad. Pero debe ser más que eso. [/Spoiler]
Cuando iba por la mitad de la novela, busque por Internet información sobre Pamuk (conocer la vida de un autor para entender sus novelas puede ser discutible, en mi caso lo hago casi siempre) y pude leer una entrevista en donde Pamuk, recuerdo, bromeaba un poco de su forma de escribir, la cual tildaba de contable. Después cada ves que terminaba de leer un capitulo o párrafo de la novela recordaba la imagen de Pamuk, en su actividad de "contador". Y yo me preguntaba ¿Y es que habrá usado calculadoras y escuadras para armar el copo de nieve?, jaja.
Buena cita la que mencionas. Me recuerda a lo que Fuguet mencionaba de Vargas LLosa: self-made man. Y lo que Vargas Llosa mencionaba sobre Flaubert.

Sobre la feria del libro, cito a Borges: "Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca".

Saludos,

Pd. Ah! notaste en la foto de Pamuk el minino detalle? xD

R. dijo...

Hey, davidz! Esa foto de Pamuk ya la había visto antes, pero gracias a ti recién capto "el detalle". Tengo que actualizar las fotos slides de escritores con sus gatos, añadir la de Pamuk y de Bukowski (a quien ya empecé a leer este año).

Ese copo de nieve tiene la impronta de alguien que estudió a medias arquitectura, se dedicó a la pintura y terminó siendo escritor (Rpta. a la adivinanza: Pamuk, je).

Vargas Llosa (Dios), Javier Marías y Pérez-Reverte... Qué trío! En mi rato libre desde la chamba le doy play al video, sino esta PC explotaría. Excelente la cita borgiana/borgesiana/borgeana (ahorita no me acuerdo cómo es).

Saludos,
R.

Carmina dijo...

Conoces la Biblia Lovecraft? pues por lo visto se inspira en esa biblia esta obra... a mi la ciencia ficcion desde hace años me tira hacia atras y la verdad es qu no se visualizaba nada en la contraportada si no , no lo regalo empiezo a temer que mi madre a quien se lo regale tampoco lo termino

R. dijo...

Carmina: Acabo de leer la sinopsis de La llave del abismo (incluso ganó un premio); más el dato que me das, ya sé a qué atenerme cuando la lea.

Saludos,
R.

Carmina dijo...

Decididamente yo creo que abandono y de nuevo toca sentir vergüenza por dejar un libro a medio leer, pero tengo los ojos como platos leyendo la trama y es que para quien no le guste la novela futurista es un poco indigesto tanta manipulacion en laboratorio y tanto ser perfecto, y tanta locura religiosa... Si te lo lees estare encantada de leer tu reseña...

R. dijo...

Carmina: A ver, tomaré como un reto reseñar, espero que en un futuro no muy lejano, esa novelita "futurista" ;)

Anónimo dijo...

Hola R,

Como siempre es un gusto poder leer las reseñas que incluyes en tus posts.

Hasta hace poco Pamuk era para mí un total extraño, gracias a davidz pude leer Nieve. Si bien al principio la lectura del mismo se me hacía pesada y un tanto compleja, luego de un segundo intento con más tiempo y predisposición pude comprobar que me hallaba frente a una gran novela. Por ello también es que en la última feria decidí comprar un libro más de él (compre La Vida Nueva).

A provecho también para agradecerte, ya que gracias a tu blog he podido encontrar autores cuyos libros realmente me están gustando. En la última feria pude completar la colección de Vargas Llosa que salía en El Comercio, así como también libros de autores como Javier Marías, Coetzee, Paul Auster, Antonio Muñoz Molina, etc.

Saludos,
JMG

R. dijo...

Hola JMG!

Caramba, me dejas despalabrado! Qué gusto saber que mis posts te hayan servido para descubrir nuevos autores y que estés disfrutando de sus libros. A ver si te animas a comentar esos hallazgos en tu blog y te unes a la comunidad de Bibliolandia (el club de lectura).

Los libros de la colección Vargas Llosa de El Comercio son de lujo: tapa dura, atractivas portadas y a un precio que lo vale. Eso sí, tengo entendido que el año pasado el diario El Clarín sacó 25 títulos del peruano. Yo aún no me animo a comprar Sables y utopías, la última selección de sus ensayos. Sería para hacer bilis un buen rato, jeje.

Y gracias a ti por leer Fenixcidio. Como podrás haber apreciado, los comentarios de los bloggers amigos son invaluables.

Saludos,
R.

Icarus Albino del Norte dijo...

Leo con tres años de retardo. Coincido con tu comentario a la obra de Pamuk. Me inicié en él con "Nieve" y, hasta la fecha, no he parado de leerlo. Se ha convertido en un escritor que marcó mi vida no sólo como lector sino como escritor.

R. dijo...

Bienvenido, Icarus!

Yo estoy esperando que llegue a Lima el último libro ensayístico del turco: El novelista ingenuo y sentimental.

Saludos,
R.