Una vez que descifré la letra de Lammermoor, je, leí su nota (no por nada el diseño de Fenixcidio ostenta arcanos significados en esos insoslayables jeroglíficos, con los que me he ido familiarizando), y guardé la faja y los dos separadores que me tocaron en suerte, una deliciosa disyuntiva me habitó. ¿Cuál de los dos libros debía leer primero? Sabía más o menos de qué se trataba la novela de Delibes. Es más, tuve el privilegio de elegirla. Estaba convencido de su naturaleza autobiográfica. Con todo, me negué a leer lo que decían sus contratapas, quería sorprenderme. De La ofensa recordaba aquella mención de un pasaje similar a El lector (la novela de Bernhard Schlink). Nada más. Descartada la lectura alternada, leí primero al escritor por conocer y luego al prolífico escritor vallisolitano. Al final de ambas lecturas terminé doblemente sorprendido.



El párrafo inicial de Señora de rojo sobre fondo gris (Debate, 2009) es contundente y prefigura el tono en el que están narrados los recuerdos de la amada fallecida; dolor ante la prematura pérdida de Alicia: madre, abuela, compañera, amiga, musa; imposibilidad de abstraerse ante lo irreparable; necesidad de evocarla.
Esta magistral novela breve está narrada en primera persona. El narrador es un pintor a quien se le ha ido la inspiración y se dirige a una de sus hijas, Ana, para contarle los hechos que sucedieron a partir del momento en que ella y Leo fueron detenidos por líos políticos y cómo, liderada por Alicia (su esposa y madre de seis hijos más aparte de Ana), la familia afrontó esa infausta situación que, por si fuera poco, coincide con la merma de la salud de la infatigable Alicia, cuyo diagnóstico final fue un tumor cerebral operable que acabaría quitándole la vida, cuando tan sólo tenía cuarenta y ocho años de edad y todos los pronósticos postoperatorios eran favorables.

Encontré en la solapa posterior de mi ejemplar que Señora de rojo sobre fondo gris es un óleo de Eduardo García Benito que retrata a Ángeles de Castro, esposa de Delibes, hacia 1970, e ilustra la cubierta de mi libro, que dicho sea de paso me gusta bastante. Leí en la novela que el retrato de Alicia, titulado como el libro y el óleo fue obra del viudo García Elvira (excéntrico personaje de la novela), un octogenario pintor por cuyo trabajo el narrador no ocultaría su envidia artística, ya que no fue capaz de retratar a su esposa en vida y a quien -a Alicia- incluso llegó a achacarle injustamente su sequía creativa.

El estilo de Delibes roza la perfección; las palabras parecen haber sido escogidas cuidadosamente. La prosa es limpia, trabajada. No hay mayores estridencias ni un regodeo en el dolor. Tranquilamente podemos hacernos una imagen vívida de esa mujer que fue Alicia, quien podría haber sido la esposa del escritor; disfrutamos de esas anécdotas cotidianas, admiramos su fortaleza. No podemos evitar enamorarnos de ella, percibir sus flaquezas, sufrir su ausencia. Imaginárnosla eternamente bella, porque así partió, a una edad en la que nadie debería morirse, sólo excusable en quienes quieren mantenerse jóvenes por la eternidad, libres del deterioro físico que el paso de los años o las secuelas de una determinada enfermedad acarrean. Así también será para mí es esta novela: lozana e inmortal.

Amaba el libro, pero el libro espontáneamente elegido. Ella entendía que el vicio o la virtud de leer dependían del primer libro. Aquel que llegaba a interesarse por un libro se convertía inevitablemente en esclavo de la lectura. Un libro te remitía a otro libro, un autor a otro autor, porque, en contra de lo que solía decirse, los libros nunca te resolvían problemas sino que te los creaban, de modo que la curiosidad del lector siempre quedaba insatisfecha. Y, al apelar a otros títulos, iniciabas una cadena que ya no podía concluir sino con la muerte. Sentía avidez por la letra impresa. Y me la contagió. Fue ella la que me aproximó a los libros, a ciertos libros y a ciertos autores. En realidad, me abrió las puertas de ese mundo.

16 comentarios:

Homo libris dijo...

Me encanta esa novela de Delibes. Destila, como dices, amor y dolor a partes iguales, y su marcado carácter autobiográfico nos permite conocer un poco más al autor más cercano de las letras castellanas (castellanas, y no españolas, con intención :)).

Creo que sobra decir que me encanta Delibes, que escribe con una precisión rayana en la perfección. Es justo como lo describes: las palabras parecen haber sido escogidas pefectamente, no es altisonante y pareciera que no fuese posible describir las situaciones mejor que como él lo hace.

Tengo ganas de releer alguna de sus obras, y adentrarme en otras de las pocas que me faltan por descubrir. Ahora estoy con un ensayo sobre su obra y sus personajes, y espero poder contaros en breve mis impresiones.

Me alegra mucho que hayas disfrutado con el libro.

Saludos.

loquemeahorro dijo...

"La prosa es limpia, trabajada No hay mayores estridencias"

Qué bien lo has expresado, realmente recuerdo a Delibes así.

Como te comentaba en otra entrada, leí varios de sus libros hace ya muchos años, y es curioso, aunque le considero un gran autor, no me apetece retomarlo, por lo menos ahora, quizá lo asocio demaisado a una etapa del pasado finalizada.

Maribel dijo...

Hola R,
esperaba esta entrada desde que vi en tu blog la foto con este libro y el de La ofensa, llegados de lejos...
Recuerdo muy bien el libro de Delibes, leído hace años, describes muy bien el estilo y la prosa depurada.
Yo todavía tengo apuestas con palabras que mi madre utiliza, ya en desuso, y algunas las reencontré en otras obras de Miguel.

Puedo decir que es mi favorito del autor vallisoletano, que lo temía por su historia y los sentimientos que despierta la muerte de un ser querido, (tenía muy reciente la de mi padre, él con 47 años), y a la vez me gusta comprobar como el amor es motor de creación artística.
Es una lección de vida, de humanismo, algo que es patente en cualquiera de las entrevistas en las que le he escuchado.

Mi libro también es de destino, aunque con otra portada muy querida para mi, es un fragmento de de Melancolía cuadro de Edgar Degas.

Veo que nos retas de nuevo con Roth, y coincidimos en algunos libros y ediciones (las de bolsillo), pero ¿dónde está Pastoral americana?
Un saludo ;-)

lammermoor dijo...

En mi caso, comparto portada (vamos mi ejemplar de Mujer de Rojo (...)) con Maribel. Creo que junto con El Camino son los libros que he releído de Delibes.
Solo puedo decir que me ratifico en todo lo que dije sobre él en la entrada que le dediqué.

P.D: también estuve cotilleando los títulos de Roth. No vi Indignación.

R. dijo...

Homo libris: Estaré pendiente del post que le dedicarás al libro ensayístico sobre Delibes. Por acá sólo puedo conseguir los siguientes libros:

Diario de un inmigrante
Diario de un jubilado
Siestas con viento sur
Las perdices del domingo
Vivir al día

¿Has leído alguno?

Loquemeahorro: Y yo estoy descubriendo a Delibes. Deséame suerte. ;)

Maribel: La verdad es que este libro cala hondo, y ha pasado a formar parte de mis favoritos.
Este post, y los dos anteriores (¿ya leíste el que le dediqué a La ofensa?), tenía planeado escribirlos el domingo. Que anoche los subiera quiere decir que mis preocupaciones cedieron, así que debo ponerme al día visitando vuestros blogs. :)

Lammermoor: Ahora sí voy a buscar una foto lo suficientemente nítida de la portada que mencionan Maribel y tú.

R.

P.D. Las fotos de mis otros libros de Roth, Pastoral americana e Indignación, ya fueron subidas en anteriores posts, en "Siempre hay una primera vez" y "La paradoja del lector y otras disquisiciones", respectivamente. ;)

Maribel dijo...

Voy al II y al I, yo también ando justa de tiempo por trabajo ;-)

Carmina dijo...

R, me vas a perdonar que no haya leido la reseña, tengo la cabeza mas que embotada, el resfriado me tiene tan congestionada que me es dificil incluso entender lo que leo, asi que ya puedes imaginar que estoy de paron lector, porque no entiendo lo que leo, y tambien de paron en mi blogg, espero pronto leerla y poderte comentar con mas conocimiento de causa. Este libro lo lei hace unos años y la verdad es que me gusto mucho y cualquier dia lo releo, aunque no soy mucho de releer, pero se que hoy le sacaria mas partido que hace 8 o nueve años cuando lo lei...

R. dijo...

Carmina:

Espero tenerte pronto otra vez por acá, ya totalmente repuesta del resfrío. Seguramente intentar leer el primer párrafo te descolocó. La clave para entenderlo está en los dos post precedentes. ;)

Cuídate,
R.

Homo libris dijo...

R., qué lástima que sólo puedan conseguirse esas obras. ¿No hay editadas/publicadas otras? Tendremos que poner remedio a eso... ya hablaremos al respecto ;)

En cuanto a las que citas, los "diarios" (de un emigrante, de un jubilado y de un cazador) son maravillosos. Los tres libros narran las peripecias de Lorenzo, uno de los personajes más queridos por Delibes. En uno narra su pasión por la caza (presente en tantos libros del autor, como Las perdices del domingo que mencionas (y que está entre mis pendientes), o La caza de la perdiz roja. Este mismo protagonista tendrá que emigrar, planteando la problemática de tantas familias españolas de la época. Finalmente, veremos sus últimos días, ya de jubilado, y su reflexión sobre su vida (también te gustaría, en esta línea, La hoja roja).

Por otro lado, Vivir al día trata sobre otra de sus pasiones, el fútbol. Creo recordar (por algún comentario en uno de los blogs que visitamos) que te gustaba el fútbol, así que el libro te interesará.

Siestas con viento sur también lo tengo pendiente. Lo que sí es cierto es que, salvo los Diario de un..., el resto no son de sus obras más reconocidas. Por eso me extrañaba, al principio del comentario, de que no hubiese disponibles otras obras suyas. Ya me comentarás a este respecto.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Pues no tengo nada que decir, no lo he leído pero pasé para hacerte saber que igual el post me resulta muy interesante y que estoy de vuelta en las lides blogueras y que , por fin, puedo ver tu sitio actualizado ..

mario skan dijo...

Dos reseñas que invitan a una lectura placentera. A Delibes si lo conozco, todavía no lo leí, pero creo que tu opinión en materia literaria pesa. En lista de espera el señor Delibes. Creo que te conté que en la biblioteca donde trabajo a la mañana hay un diario de Delibes, bueno, los busqué todo el viernes, pero no lo encontré. Ya va a aparecer.
La bibliotecaria de la B pública me dijo que una lectora había recomendado sobremanera un libro del autor español. Entonces, no hay otra que leer.


saludos R.

R. dijo...

Homo libris: Te agradezco nuevamente -ahora por este medio- tu oportuna y valiosa información sobre aquellos libros de Delibes que únicamente puedo conseguir acá. De hecho que seguiré leyéndolo.

Estodevivir: La oportunidad era inmejorable para actualizar el blog por partida triple.
¿De vuelta al ruedo, entonces? Nos seguimos leyendo.

Mario: Este libro en particular lo recomendaría sin dudarlo.
Espero que el primer libro con que descubras a Delibes sea de tu agrado. Ya nos contarás.

Saludos a todos,
R.

RebecaTz dijo...

Excelente reseña, de ninguna manera me quiero perder esa lozanía e inmortalidad.

¡Un saludo!

R. dijo...

Andrómeda: Los testimonios de quienes leyeron este precioso libro antes que yo, lo convierten en imperdible. Yo sólo me sumé al coro. ;)

Saludos,
R.

rossy dijo...

Me gustó mucho este libro!

R. dijo...

Rosalía:

Espero que Delibes salga elegido como el autor a debatir en el Club de lectura Bibliolandia. Estás cordialmente invitada. ;)

Saludos,
R.