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Chequeando la página de Beto Ortiz, encuentro obvias similitudes entre la sección Preguntas Frecuentes y las respuestas que me dio a la entrevista que le hice hace tres años para la extinta Décimo Círculo.
A continuación, las preguntas que podríamos llamar originales, y las respuestas que circulan en su web:
1. He leído que en cierta forma te halaga que te comparen con Jaime Bayly, cuya producción ha sido definida por Eloy Jáuregui como parte de la "literatura rosa mosqueta" ¿Qué te merece este encasillamiento?
Cuando uno se encuentra frente algo nuevo generalmente se confunde y no hay mejor manera que lidiar con esa sensación que comparar eso desconocido con algo que nos sea familiar. Así nos sentimos más a salvo: etiquetándolo todo como a las latas de atún. En general, ni me halaga ni me ofende que me comparen con nadie. En la semana que lleva mi novela en librerías se me ha comparado con Bayly, con Malca, con Capote, con Urteaga Cabrera, con Oswaldo Reynoso, con Carlos Vidal y hasta con Yesabella, así que, como verás, no puedo tomarme en serio ningún símil. Ahora, si la pregunta se refiere a si mi libro es gay, la respuesta es no. De la misma manera en que yo soy gordo y mi libro no, puedo decirte, con certeza, que mi libro no es gay porque mi libro no tira, el que es gay soy yo.
2. Laura Bozzo ha confesado que admira tu forma de escribir, y que le gustaría que tú escribas su libro ¿Aceptarías arrendar tu pluma, convertirte en "negro literario"?
Se lo agradezco a Laura como le agradecería semejante flor a cualquier lector. Ahora, en lo que se refiere a “su” libro, bueno, difícilmente un libro escrito por otro podría ser llamado “su” libro. Laura es un personaje contradictorio, controversial y, sin duda, hay muchísimo qué escribir sobre ella. Yo puedo hacerlo cuando quiera sin necesidad de firmar un contrato con ella. Soy absolutamente libre de escribir sobre lo que se me antoje. Obvio que escribir sobre Bozzo te aseguraría un público mayor y, seguramente, una rápida “internacionalización” pero yo quiero que me lean porque escribo bien, no porque escribo sobre famosos. Esa es apenas una vil coartada. De otro lado, no tengo ningún prejuicio respecto a escribir por plata. Escribir es una chamba y una chamba muy dura, además. No veo por qué chambear te convierta en negro, pero si es así habrá que aprovechar la ventaja. Hay cientos de escritores que –firmando o sin firmar- han trabajado biografías autorizadas: Guillermo Thorndike, por ejemplo, por citar un caso cercano. No me parece ningún crimen. Sería un crimen que te paguen por escribir una oda al personaje, un libro que lo ensalce y oculte o solapee sus lados oscuros. A Thorndike le pasó con “El Hermanón” que fue fatal. Esa sería la única condición que yo pondría: que el personaje en cuestión no pretenda que le escriban un panegírico porque eso convertiría, automáticamente, el libro en un bodrio. Sólo exigiría del biografiado –como mínimo- la misma honestidad –léase dureza- con que yo hablo de mí mismo en mi novela. Fabricantes de cherries en el Perú hay por camionadas. Y son baratitos, además.
3. Has anunciado que estás escribiendo otro libro, una especie de segunda parte de "Maldita ternura", donde retomarás algunos personajes y sacarás al fresco otros que seguramente tienes en compás de espera, lo que implica en cierto modo emplear el mismo estilo, a tu alterego como el personaje central. ¿No temes caer en lo monotemático de tu propuesta, o es que quieres terminar de exorcizar tus demonios personales?
“Maldita ternura” y el libro que está en proceso son, en realidad, parte de un mismo proyecto que fue creciendo tanto que necesitó de dos volúmenes. Algo así como lo que le pasó a Tarantino con Kill Bill. Se fue en caldo. Filmó demasiado. Yo tiendo a escribir más de la cuenta siempre, pero creo que lo que tengo entre manos merece contarse. Eso es todo: eso que llamas los demonios personales, que –como las musas- nadie sabe qué demonios significa, es algo tan imposible de definir como de exorcizar. Lo único que sé es que está ahí y que no espero que no se acabe. Estoy seguro de que las historias que me quedan por publicar podrán ser acusadas de todo, excepto de monotemáticas. En cuanto a emplear el mismo estilo, tal vez en un poco temprano para hablar de estilo, eso es algo que se forja con el tiempo, pero yo sólo puedo escribir como Beto Ortiz, si quieren novelas que toquen otros temas o que tengan otro estilo, lean a otro, pues, ¿no?
4. ¿Has pensado escribir sobre algo que la gente no identifique como parte de tu vida pública o privada (la que expusiste y expusieron)?
No he pensado en escribir nada que no sea lo que estoy escribiendo hoy. Mañana no sé qué haré. Todavía falta para mañana y yo prefiero nunca hacer planes porque los planes siempre fallan. Mañana te espera- como decía Anita, la huerfanita. Te falta un día para llegar.
5. ¿Por qué crees que en toda novela que tiene a un homosexual como personaje central, el quid del asunto, lo trascendental de la trama, consiste en saber cómo éste salió del clóset?
Si para algo he usado yo el closet ha sido para esconder a mis amantes. Jamás para esconderme yo. Pero eso ya lo he contado. Hablando de monotemas...
6. Leyendo los epígrafes que anteceden a los capítulos de tu novela, encuentro uno de Fernando Vallejo, escritor colombiano célebre por su pluma endemoniada. ¿Es el autor de "La Virgen de los sicarios" uno de tus referentes literarios? ¿Quiénes más?
Aunque te parezca extraño, a Fernando Vallejo lo conocí gracias a Alan García que me recomendó entusiastamente que fuera a ver la película “La Virgen de los Sicarios” cuando fui a entrevistarlo a Bogotá en el 2001. A partir de allí, leo cualquier cosa que él escriba. Vallejo, claro, no García. Algunos de los escritores que más me gustan y que, por eso, han de haber influido en mí son: Wilde, Genet, Gide, Yourcenar, Capote, Ribeyro, Bukowski, Alessandro Baricco, Raymond Carver, Ray Loriga, Roberto Arlt, John Cheever y los cubanos Reynaldo Arenas y Pedro Juan Gutiérrez.
7. ¿Qué sentiste cuando escribías el capítulo titulado "Nadie debe morir solo", el cual trata del reportero Bruno? ¿Ha sido una especie de homenaje a ese compañero de profesión que tuviste en la vida real?
Es más difícil escribir sobre la gente a la que le guardas cariño, especialmente cuando se trata de amigos que ya no están, es por eso que el capítulo dedicado al reportero Bruno de Olazábal es el que más trabajo me costó escribir y no sé si a la gente que lo conoció le haya parecido bien o mal. Tampoco me interesa. El capítulo referido a él me sirve como ejemplo para tratar, una vez más, de explicar algo que igual nadie va a entender, (porque nadie quiere), pero qué importa. Uno no escribe para homenajear ni para enlodar. Tampoco para que lo quieran más ni para que lo odien más. Uno escribe para contar una historia. Y para contarla bien. Nada más. No hay más motor que ese. Lo demás podrán ser efectos secundarios, consecuencias, pero no las razones que me empujan a escribir.
8. Si Cabrera Infante escribe en cubano, otros lo hacen en Bahiano (Jorge Amado), surquillano; ¿Beto Ortiz cómo define su lenguaje literario, tan coloquial y jerguero? ¿No temes que su lectura en otro países resulte dificultosa?
Yo escribo en piraña. El siguiente libro se venderá con otro volumen de regalo: un diccionario piraña-español, español-piraña. No sé si se vaya a entender en otros lados o no, pero el lenguaje lo imponen los personajes, no yo. Un delincuente de la calle habla como habla nomás, no se pone a pensar si lo van a entender en Barcelona.
9. ¿Te es indiferente que toda noticia referente a tu novela sea parte de las secciones de espectáculos en los diarios locales?
Mientras hablen de ella, que lo hagan en Amenidades, en Hípica o en Farmacias de Turno me da igual.
10. ¿Eres consciente que el lector de "Maldita ternura" se convierte en cierta forma en una especie de voyerista a quien le cuesta hacer el deslinde entre el Beto Ortiz personaje y el autor?
Me parece perfecto. ¿Qué sería de los exhibicionistas sin los mirones?
11. ¿Qué te han comentado sobre las ventas y la opinión del recibimiento de esta tu primera novela? ¿Te sientes satisfecho?
El libro recién lleva 11 días en el mercado, sé que está vendiendo muy bien pero el primer balance se hace recién al terminar el primer mes. Son aún pocas las personas que ya lo han leído completo, recién se está comenzando a comentar y apenas si se ha publicado una sola crítica. Es muy temprano para hacer evaluaciones pero yo estoy más que contento. Lo estuve mientras lo escribía, ¿cómo no habría de estarlo ahora que sé que me están leyendo?
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