“Lo que tiene de malo la renuncia es que potencia la pasión del recuerdo y de una frustrante ficción. Memoria de lo que fue e invento de una perfección. Lo que es de una bondadosa utilidad en la literatura es, aquí, una ponzoña degradante. Una luz rosada en medio del hedor de un pantano”.
El párrafo anterior pertenece al relato de José B. Adolph “Amigos” (p. 108), incluido en su reciente libro de cuentos “Es sólo un viejo tren” (San Marcos, 2007) que actualmente estoy leyendo.
En lo que va del año, estos son algunos libros que disfruté:
RECURSOS HUMANOS
ANTONIO GARCÍA ÁNGEL
PLANETA, 2006
García Ángel es un escritor colombiano que fue elegido el 2004 en el Programa de Maestros y Discípulos de la firma relojera Rolex (The Rolex Mentor and Protégé Arts Initiative) para escribir esta su segunda novela bajo la tutoría de Mario Vargas Llosa. La impronta vargasllosiana de novelas como Pantaleón y las visitadoras y La tía Julia y el escribidor es insoslayable.
Ricardo Osorio se halla infelizmente casado con María Teresa e inauditamente padre de un bebe que le convoca exiguos sentimientos de ternura. Es también el Gerente de Recursos Humanos de La Empresa, cuyas laberínticas instalaciones albergan escondrijos y presencias fantasmales parasitarias.
Del tedio, familiar y laboral, que parece pautar su vida, lo abstraen su naturaleza guasona (que lo lleva a sonrojar a su secretaria Elsy, solazarse en las escaramuzas que propicia y alienta con otros empleados y manipular a sus subordinados) y Ángela, la mejor amiga de su esposa.
Osorio y Ángela son amantes que sacian el deseo insatisfecho de sus respectivos matrimonios una o dos veces por semana en un motel, pero llega el momento en que a uno de ellos no parece bastarle estos espaciados encuentros.
“La crisis vino por cuenta del amor”, parece ser la frase que mejor define la situación de desvalimiento a cuenta del amor de Osorio frente a su amante, a quien le confiesa su amor, pregunta si es correspondido y propone empezar juntos una nueva vida.
Los preparativos para la fiesta del cuadragésimo aniversario de La Empresa serán el marco kafkiano y desopilante que acompañarán los avatares de Osorio hasta el día pactado de la huida. Mas los remordimientos permanecerán siempre latentes y la buena fortuna presta a cambiar de bando.
LA FORTUNA DE MATILDA TURPIN
ALVARO POMBO
PLANETA, 2007
Novela galardonada con el Premio Planeta 2006, muy por encima de sus pares anteriormente premiadas en lo que va de la presente década. Uno de los protagonistas de esta novela define a los Campos-Turpin como una familia reservada e inasequible a los melodramatismos de la consolación. Juan Campos y Matilda son los padres de Jacobo, Andrea y Fernando (los dos primeros ya casados; el menor confeso homosexual). Antonio Vega y Emilia sus inseparables colaboradores. La posición económica de la familia y de sus amigos (suerte de tutores de los vástagos) siempre ha sido privilegiada. Los roles paterno y materno con respecto a los hijos se perciben trastocados en el pasado: a Juan Campos, catedrático de filosofía, le aviene la comodidad de la casa acorde a su perfil contemplativo; Matilde, con sus hijos ya crecidos, retoma su papel de ejecutiva en el mundo de las finanzas. El hijo menor es quien parece sobrellevar mal este orden y sus resentimientos pronto saldrán a la luz y los dirigirá al padre ya que su madre ha muerto; pese a ello, Matilda es una presencia reveladora a lo largo de toda la novela, cuyo carácter se desarrolla en la memoria de quienes la conocieron o creyeron conocerla. La indolencia de unos, la falta de resignación de otros, contribuirán a que el infortunio estalle tarde o temprano, luego de una larga incubación, lo cual se da hasta en las mejores familias.
LA PUTA DE BABILONIA
FERNANDO VALLEJO
PLANETA, 2007
Este documentado libelo ensayístico lo leí hace poco menos de dos meses. Exigió de mí que desempolvara mi apreciada pero relegada Biblia católica para acceder a los versículos que son cuestionados por su falsario tono profético y contrastara las no del todo evidentes contradicciones entre los evangelios. Lo presté a un amigo creyente hace poco más de un mes (aún no me lo devuelve; o bien debe estar sacándole el jugo o ya está convertido en cenizas; espero que mi amigo antes), con las recomendaciones del caso ya que podrían herir su susceptibilidad, a la vez que acorazar su fanatizada fe. Apenas tuve tiempo de tomar algunas notas. Como no es mi intención imponer mi agnosticismo a nadie, desistí en su momento de salpicar con citas ciertos foros donde tendrían celebrada cabida. Pero como extraño mi libro espero que estas líneas sirvan de conjuro y pronto llegue a mis manos.
A lo largo de sus páginas, su autor, el nacionalizado mexicano Fernando Vallejo, Premio Rómulo Gallegos con su novela “El desbarrancadero”, trata de demostrar que Jesús no existió ni en cuerpo y alma según pretenden los evangelistas (“a lo mejor estos nombres designan grupos o escuelas cristianas y no individuos. Los evangelios están llenos de interpolaciones”, dice), ni como espíritu no encarnado según la tesis de los docetistas.
Entre otras cosas sostiene que Cristos hubo muchos y que los evangelios están conformados por una sarta de “estupideces y sabiduría esotérica”. Que las palabras atribuidas al “engendro mitológico de Cristo” no son otra cosa que un “batiburrillo sacado de los libros canónicos y apócrifos de la Biblia hebrea y de la sabiduría popular”: por ejemplo, las parábolas del hijo pródigo y el sembrador provienen de los Jainistas.
De por qué el título: los albigenses, que peroraban contra la riqueza y la corrupción del clero, al papa lo llamaban “el Anticristo” y a su iglesia “La puta de Babilonia”, según la expresión de “ese libro alucinado y marihuano” que escribió San Juan, el Apocalipsis (17:1-5). Vallejo, colombiano de nacimiento, desde las primeras páginas arremete contra los primeros papas, sus vicios y relajadas costumbres, ansias de poder, para sostener que no hay papas buenos ni malos; hay papas peores. Así, Juan Pablo II es motejado como el de la "diarrea canonizadora". Los hijos de Alá tampoco se salvan de su afilada lengua.
Y nada, espero tener pronto mi librito para clarificar los siguientes apuntes que hice en su momento, como aquel donde Marcos cita erróneamente a Isaías, cuando, para ser exacto y confiable, debería haber nombrado a Malaquías (primer versículo del capítulo tercero), propio de un Dios que le habría dictado todo equivocado, mal inspirado. Esa falsa profecía: Mateo (1:20-23) Isaías (7:14-16), ya que una profecía con verbo en pasado no lo es. En Mateo (13:13-15) no habría tal profecía en Isaías. Los oídos sordos no son sólo de los tiempos de Isaías o de Jesús sino de todos los tiempos. O en Mateo (13:18-35) ¿a cuál profeta se refiere?
“Cristo es un engendro fraguado por Roma, centro del imperio y del mundo helenizado, a partir del año 100, juntando rasgos tomados de los mitos de Atis de Frigia, Dionisio de Grecia, Buda de Nepal, Krishna de la India, Osiris y su hijo Horus de Egipto, Zoroastro y Mitra de Persia y toda una serie de dioses y redentores del género humano que lo precedieron en siglos y aun en milenios y que el mundo mediterráneo conoció a raíz de la conquista de Persia y la India por Alejandro Magno”. p. 101
LAS PEQUEÑAS MEMORIAS
JOSÉ SARAMAGO
ALFAGUARA, 2007
De acuerdo a nuestra filosofía de vida, compromiso social y/o mayor o menor grado de cinismo, la contundencia en boca del escritor portugués de frases como "Estamos todos hundidos en la mierda. Y no se puede ser optimista. El optimista es insensible, estúpido o millonario", puede alentarnos a buscar en sus ficciones la constatación de esta y otras sentencias o a preferirlo como hacedor de otras realidades que lo nivelen al criterio estandarizado que tenemos de los Nóbel de Literatura: deben ser buenos.
Tal vez nunca hubiera leído nada de él si no me hubiera sido dado a conocer por la Academia Sueca (a la que también agradezco haberme presentado a J.M. Coetzee, aunque su última novela, Hombre lento, no colmara mis expectativas). Quizá no sería uno de mis escritores favoritos y a quien, como a Vargas Llosa, pondere por encima de sus ideas políticas. Novelas como Ensayo sobre la ceguera, Memorial del convento y El año de la muerte de Ricardo Reis son de mis preferidas y ocupan un lugar privilegiado en mi ranking personal. Pese al escaso nivel que ostentan sus tres últimas novelas (post Nobel), no dejaré de seguir su carrera como escritor. Y como si de renovarle mi confianza se tratase, Saramago a fines del año pasado ha incursionado en el género de las memorias de la manera más honesta posible, limitándose a aquello que le dictara el poder reconstructor de la memoria y que va desde su primer recuerdo (la memoria más antigua y tal vez falsa) hasta la edad de 14 ó 15 años.
Escritas sin mayores vuelos retóricos (que podrían pervertir los hechos objetivados y subordinarlos a la emoción; por tanto convertirlos en literatura), por estas memorias, “de cuando fui pequeño”, desfilan sus padres, los entrañables abuelos maternos, tíos, primos, vecinos y cautivantes presencias femeninas. Una existencia que se da tanto en su tierra natal, Azinhaga, espacio rural adonde siempre retornaba, así como en Lisboa, ciudad donde eran frecuentes las mudanzas. Salen a relucir algunos detalles anecdóticos como su fascinación por los caballos y, quién lo diría, el temor por los perros; en suma, la configuración del hombre adulto que sería después, así no hubiese recibido el Nobel.
CORSARIOS DE LEVANTE
ARTURO PÉREZ-REVERTE
ALFAGUARA, 2007
Sexta entrega de la saga que dio inicio el escritor español con el título de Las aventuras del Capitán Alatriste, cuya adaptación cinematográfica de los cinco primeros libros me niego a ver.
Año 1627. En esta oportunidad, Alatriste y Balboa se embarcan en la galera La Mulata y recorren el Mediterráneo, desde Cartagena hasta las costas de Anatolia, en post de fortuna (hacer galima: repartirse por lo general un magro botín) y vérselas con embarcaciones turcas y piratas de naciones rivales de España hasta el clímax de un desigual combate frente a las bocas de Escanderlu (suceso histórico real).
En el libro, Iñigo es un mozalbete de 17 años que en un pasaje de la novela se insolenta con su antiguo amo; conducta al fin y al cabo propia de su edad. Menudean los encuentros con otras naves, lances en tierra firme, asaltos a campamentos enemigos, líos tabernarios y la adición de un nuevo personaje: Aixa Ben Gurriat o simplemente el moro gurriato, un azuago perteneciente a la tribu de los Beni Barrani (los sin patria), suerte de fieles cristianos en tierras africanas dominadas por infieles.
Se extraña la presencia de personajes como Angélica de Alquézar y Quevedo, aunque de todas maneras conoceremos sus andanzas, en Nueva España y la Corte respectivamente, gracias a un par de cartas que perturban y notician a sus receptores indistintamente: Angélica promete tormentos y felicidad en un pronto encuentro con Íñigo; todo parece indicar que Malatesta, el archienemigo de Alatriste, está vivo.
Fernando Vallejo parece que no tuvo en cuenta las siguientes declaraciones de Pérez-Reverte, a la hora de juzgar el pasado de la iglesia inquisitorial y venal (ya Ratzinger se encargará ser consecuente con sus antecesores): “Cuando miramos la historia con ojos actualizados (me refiero a la memoria que se basa en la cultura y el conocimiento, no a la ideológica) podemos envilecer, destruir, minar los hechos históricos fundamentales. No podemos juzgar al Cid degollando moros ni a Hernán Cortés aztecas con ojos de hoy. Siempre he intentado que el lector vea el mundo con los ojos de entonces. Si no, nuestros abuelos serían monstruos”.
RETRATO DE MUJER SIN FAMILIA ANTE UNA COPA
CARMEN OLLÉ
PEISA, 2007
Elogiado libro de la autora del poemario ochentero Noches de adrenalina, donde confluyen géneros diversos como el ensayo, la autobiografía y la ficción, y que remata en sus últimas páginas con una entrevista ficticia a la escritora Patricia Highsmith, y que corresponden a las tres secciones tituladas ¿El gato está vivo o muerto?, Retrato de mujer sin familia ante una copa y Tres relatos, más el epílogo Entrevista a una escritora de suspense. Es también el íntimo homenaje a los escritores que conoció a través de sus iluminadoras e influyentes lecturas o que frecuentó y aún le duele su ausencia. Es la confesión de una mujer se ha negado fotografiar la vida pues prefiere guardar lo que comúnmente se llama realidad en su memoria; y este libro lo corrobora. Un par de citas:
“Para alguien fuera de la historia, no marcado por ella literariamente, el acto de escribir es un asunto sólo concerniente a su irresistible deseo de no perder el tren, que por otra parte no tiene destino fijo”. p. 46
“¿Qué hombre no ha amado a una maldita y maniática huachafa alguna vez, con un breve chisporroteo de pasión, una descarga descomunal de hormonas, una eyaculación histórica?” p. 45
...
Confieso que este inútil –como los demás– y largo post, me ha servido de pretexto no solo para maquillar mi incapacidad para concluir un par de relatos cuyos avances mostré a unos amigos, los cuales cosecharon opiniones divergentes, sino también para insertar al principio y al final ese par de citas que algo tienen que ver con mi estado de ánimo. En fin, hasta la próxima ficción.
2 comentarios:
Al menos para ejercitar la narrativa
.
.
.
Como lo cuentas, "Recursos humanos" me recuerda un poco al cuento que posteó 19dias hace tiempo, eso y un poco de "ya vino el amor a malograrnos el deseo"
.
.
.
Eeen fin.
.
.
.
El cuento está listo cuando lo está. No antes
Bueno, acá con algo de tiempo libre, te paso la posta, a ver si te animas a
Publicar un comentario