Somos los que nos dé la gana
Antídoto y veneno
Antinómicos complementarios
Locura bien razonada

Somos la incandescente Luna
En afiebrado espectáculo
El Sol devorando estrellas
En la noche violentada

Somos estridente fulgor
La opacidad de una mínima pausa
Las fuerzas recobradas
Las insaciables ganas de más

Somos miradas que bullen
Quietudes en movimiento
Sentidos que se reabastecen
Gemidos que conjuran

Somos la prolongación
De esta y otras muertes
Somos un orgasmo
Al infinito



Origami de ti

Busqué quien me hablara de ti
Aun antes de haberte conocido
Fui a parar a esquinas y plazas
A bares y playas
Pregunté
Indagué
Mas nadie me dijo nada
Y todo me decía algo de nosotros

Fue en un rapto de furia
De bendita locura espuria
Que forcé la razón contenida
En cada nervio de mi ser
Arrugué. Estiré
Plegué, Alisé

Hoy expuse mi obra
Al calor de las llamas
Y con la certeza de habernos conocido
Marcharé con la aurora y sin prisas
Guiado por la imaginación inflamada del distraído
En la búsqueda de tus cenizas



Fuiste un sueño hermoso
Huidizo y pretencioso
Eres la primera hoja ofrendada
Al otoño de mis horas

Fuiste el temple y la mesura
Para quien no midió su amor
Eres la espumosa ola
Que se pierde en el mar

Fui capaz de fundirme al viento
Para disipar tus miedos
Soy quien no verá otro día
Desde esta diluviada orilla

Fui quien enfrentó tus pesadillas
A riesgo de perder la razón
Soy quien buscó cobijo
En tu deshuesado corazón

Serás mañana
Seré soledad



Gramática del desamor

Hoy que te veo levar las anclas del adiós
Asolar mi corazón entre signos de interrogación
Alejarte con calma ínter parentética
Y desdén admirativo

Hoy que bogo contracorriente
Como el más vil de los puntos suspensivos
Invoco mis adjetivos
Igual que un manco cuyos remos mienten

Hoy que cada brazada se equipara
A un abecedario fallido
Incapaz de dar con la palabra
Que detenga tu marcha sin escalas

Pues hoy encalló un “te quiero”
Un “te amo” no vuelve en sí
Hoy nació a la triste vida
Un náufrago de ti



Vaivenes en picada
Consuetudinaria modorra
Domingos frente al espejo
Azares diluidos en frondosas esperas

Ocasos sin sol
Sueños atados
Arrítmica corazonada
Desangelada Luna

Apócrifas insinuaciones
Antediluviano directorio
Memoria traicionada
Promesas en blanco

Rutinaria contemplación
Maquillada soledad
De quien se siente solo
En el sueño de la multitud



Ayer dejé en libertad
Lo mejor de nuestros recuerdos
Aquellos que se aferraban a una primordial ilusión
Y los que periódicamente soborno

A unos los vi cruzar la puerta
Temerosos e inseguros
Otros fueron cegados por el presente
Y en su huida a ninguna parte
Tropezaron entre ellos
Y desaparecieron por ensalmo

Hubo recuerdos que me miraron agradecidos
Como si los hubiera liberado de un tormento
Y me hicieron sentir como un verdugo
Redimido de futuros ajusticiamientos

Otros, los del grupo de los insobornables,
Me dedicaron comprensibles gestos vindicativos
Que se me mezclaron con su actual estado de indefensión
Y los reconocí como a los que ciegamente me aferraba

No podía traicionarlos,
y con ellos a ti,
De dejarlos a la deriva
Así que opté por dejarlos en mejor destino

(La banca de un parque, el cruce de una avenida
El cine de butacas cómplices
Un muelle arrullado por el mar…)

A algunos de ellos los tuve que embarcar por tierra
Al último lo acompañé al mar:
Era tu figura emergiendo
De un fondo acrepusculado
Algo desvaído en sus colores
Por lo avanzada de la hora

Con el postrero adiós
Solo vi tu rostro en cruel sonrisa
Y la melancolía encauzó mis lágrimas
A medida que una costra de niebla
Me exiliaba de esta vida

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